lunes, 11 de febrero de 2008

TECNICAS PARA INVOCAR A LOS ANGELES GUARDIANES




Mientras que los Arcángeles reinan sobre toda la humanidad, los Ángeles Guardianes se unen a las personas. La relación entre humanos y ángeles es, por naturaleza, muy íntima.Los Ángeles nos han demostrado que nosotros, los humanos, somos esa parte del Creador más adentrada en la densidad de la materia. Es el reconocimiento que los ángeles hacen del Creador dentro de nosotros lo que los motiva tan profundamente a ayudarnos en nuestra vida.
Son los Ángeles Guardianes quienes vigilan el crecimiento espiritual de los seres humanos a lo largo de sus vidas, protegen y defienden sus almas. Cada ángel puede haber estado con un alma concreta durante muchas vidas, ayudando a ese individuo a reunir las lecciones de cada vida hasta que, finalmente, sabe que es uno con Dios. Ese conocimiento se denomina iluminación.
Nuestro Ángel Guardián bendice todo lo que hacemos para cuidar de nuestro bienestar espiritual.
La invocación a los Ángeles, es una forma de devolverle al universo todo lo que generosamente nos da. La invocación es una energía que generamos para atraer a los Ángeles. Tiene que surgir como una necesidad interior porque es una llamada que puede cambiar nuestra vida, nuestra visión, nuestras relaciones, modificar y mejorar nuestra personalidad.
La invocación y su práctica hacen que la personalidad y el alma se fundan en una unidad combinada y concentrada. La invocación genera en nosotros una intensa sensación de realidad, de entusiasmo por la vida y produce también una energía radiante, magnética y dinámica.
Una vez que logramos sentir la presencia de nuestro Ángel, debemos aferrarnos a ese "sentimiento", y en los momentos difíciles, recordarlo, sentir que no estamos solos. Que cada situación complicada, por la cual la vida nos pone a prueba, la atravesamos acompañados por esa "chispita de Dios", que es nuestro Ángel Guardián personal.
La invocación se realiza a través de la visualización, que es un verdadero acto mágico en la vida del ser humano, porque es posible "crear mágicamente" utilizando nuestros poderes divinos con la asistencia de los Ángeles.
El contacto con nuestro Ángel de la Guarda, tanto sea en forma visible como en sentir su presencia, requiere de una o varias sesiones invocatorias. Él nos hablará a través de nuestra voz interior, guiando nuestros pasos, corrigiendo nuestras actitudes, sentimientos adversos, hasta lograr el equilibrio físico, mental y espiritual, necesarios para hacer posible su aparición.
La repetición y el seguimiento de la llamada permanente y diaria crea la voluntad continua de concentrarnos conscientemente en nuestra evolución.

Podemos invocar a nuestro ángel guardián:
*Siempre que te sientas solo, angustiado o enfermo. Invócalo, él te escuchará y ayudará.*Puedes invocarlo en casos de peligro o para que te dé valor al afrontar compromisos importantes o al enfrentarte ante situaciones límite.*Puedes llamarlo para alegrar y proteger a los niños.*También para que te ayude a vencer cualquier sentimiento negativo, o para liberarte de viejas estructuras, para reformarlas, y para poner una energía nueva y transformadora en tu trabajo y en tus relaciones.*Puedes invocarlo para que te enseñe y ayude a aceptar lo que no puedes cambiar, como la pérdida de un ser querido, etc.



TECNICAS PARA INVOCAR A LOS ANGELES GUARDIANES

Los momentos propicios para realizar la invocación son el amanecer y el atardecer.
Comenzamos buscando una habitación en la cual podamos estar tranquilos durante la visualización, sin que nadie nos pueda interrumpir.

La luz debe ser tenue, utilizando velas o lamparitas de colores. Encenderemos un sahumerio de aroma suave, de flores como jazmín o rosa, ámbar, miel o incienso.
Adoptamos una posición, sobre un sillón o en el piso, la que usted quiera y se sienta más a gusto. Podemos acompañar este ejercicio con una música suave.

Es importante poder aislarse del mundo que nos rodea, sin tener preocupación alguna que pueda interferir en nuestra mente; lograr una tranquilidad mental y relajamiento de todos los músculos del cuerpo donde se sienta como en las nubes.

Debemos realizar una relajación física y mental, relajar nuestro cuerpo, y para lograrlo, cerramos lentamente los ojos verificamos así la energía de luz que somos, empezamos a ver como está nuestro cuerpo por dentro. Regulamos la respiración. Relajamos nuestros músculos, comenzando por los pies, siguiendo por los tobillos, las rodillas, las piernas, los muslos, la cadera.

Con cada inspiración iremos visualizando una luz blanca y brillante que penetra en nuestro cuerpo recorriendo todos los órganos internos. Continuamos relajando nuestra cintura, la espalda, el pecho y los hombros, luego los brazos y las manos, el cuello, la cabeza, la cara, hasta el cuero cabelludo. De esta manera nos conectamos con el cuerpo físico.

Una vez logrado este estado, sin perder el dominio de los pensamientos (impidiendo que cualquier pensamiento nos invada), pasamos a la invocación.
Es importante repetir mentalmente nuestro nombre hasta sentirlo vibrar en nuestro interior como una resonancia muy fuerte que nos provoca una sensación de plenitud. Ese es el momento en que llamamos al Ángel de la Guarda. Lo invocamos mediante una oración que podemos repetir varias veces o simplemente le hablamos dejándonos guiar por nuestra propia voz interior.
En ese momento podemos pedir por nosotros y por nuestros seres queridos todas las cosas buenas que deseemos, con la seguridad de que vamos a ser oídos y el mensaje será transmitido a la entidad que corresponda, o a Dios mismo, para que él con su amor y sabiduría disponga.

Damos gracias por el contacto a nuestro Ángel y comenzamos a ser conscientes de nuestro cuerpo, poco a poco, de manera inversa a la relajación inicial.

Respirando profundamente movemos lentamente nuestros párpados hasta abrir los ojos, estiramos nuestros brazos, las piernas, tomamos contacto nuevamente con nuestro cuerpo físico. Nos quedamos en silencio unos minutos.
Nos despedimos y agradecemos otra vez a todos los ángeles guardianes o a nuestro ángel antes de apagar las velas. Aunque usted no lo vea o sienta su presencia, sobre todo, en las primeras invocaciones, SU ANGEL SIEMPRE ESTA JUNTO A USTED. Háblele, ámelo, pues él lo escuchará y guiará siempre.



No hay comentarios: